National Geographic

Desde el 15 de octubre hasta el próximo 24 de diciembre, toda Mallorca podrá disfrutar de la oportunidad de visitar una exposición excepcional: las 75 mejores fotografías de National Geographic, desde sus orígenes hasta el momento actual. La muestra ha sido trasladada desde Washington por la Fundación Sophia en colaboración con Explorers Hall de National Geographic Society, y constituye una auténtica muestra de la pluriculturalidad de la gran familia humana, así como de la gran variedad de criaturas que pueblan nuestro planeta

   Hace un siglo, la National Geographic Society empezó a usar la fotografía para instruir a sus miembros y apoyar la investigación científica. Nacida en una época muy fructífera por lo que a los inventos se refiere, la National Geographic Society fomentó las innovaciones fotográficas, en particular el uso del color. La calidad de las fotografías de la revista National Geographic floreció cuando las fotos se convirtieron en la clave para informar sobre los acontecimientos mundiales.

   Geographic, como se llamó al principio la publicación de la National Geographic Society, había impreso ya muchas fotografías a medio tono cuando Gilbert H. Grosvenor se convirtió en el primer empleado a jornada completa de la revista en 1899.

   Pero el redactor, de veintitrés años, uno de los primeros defensores de la fotografía, se encontró con una junta que consideraba frívolas las fotografías de la naturaleza. Cuando Grosvenor publicó algunas fotografías nocturnas nítidamente iluminadas de ciervos, mapaches, puercoespines y otros animales, dos miembros de la junta dimitieron como protesta, acusándoles de «convertir la revista en un libro ilustrado». Grosvenor se mantuvo firme, seguro de que la fotografía, como máximo  testigo ocular, ayudaría a cumplir la misión de la National Geographic. Se gastó el sueldo de un mes en una cámara Kodak 4-A plegable y en un metro Wynne, y empezó a hacer fotografías. Como apasionado fotógrafo aficionado, estaba aparentemente inspirado por los fotógrafos del U. S. Geological Survey, que proporcionaban datos geográficos sobre el oeste americano. Las fotografías, que tenían la intención de ser sólo documentos, eran directas, simples y elocuentes.

   En las primeras décadas de la dirección de Grosvenor, la revista publicó fotos de científicos y exploradores que escribieron artículos: Hiram Bingham sobre el recién excavado Machu Picchu de Perú, Joseph F. Roch sobre China y Tíbet, y el propio Grosvenor sobre la geografía de Rusia, el Polo Norte y Hawaii. Joseph Roch llegó a convertirse en la quintaesencia de los primeros exploradores científicos y foto-periodistas, llegando a ser digno del calificativo de «legendario». Desaparecía a veces durante años en una misión. A menudo se le dio por perdido e incluso por muerto, mientras exploraba, fotografiando y haciendo mapas de las montañosas zonas fronterizas entre China y Tíbet. Sus aventuras llenaron toda una serie de artículos de la Geographic. Los lectores se estremecían con los relatos de Roch, prisionero de unos bandidos en un templo lleno de ataúdes o escapando a través de un río en pieles de cabra hinchadas.

 Evolución de la fotografía en National Geographic

   La fotografía se convirtió en un aspecto tan importante de la revista que Grosvenor instaló un laboratorio de fotos en blanco y negro, seguido muy pronto de otro en color, el primero en la historia del periodismo norteamericano. Se dio cuenta de que el color describía los exteriores más precisa y gráficamente que el blanco y negro. Las fotografías fueron coloreadas a mano con delicados colores, como se hacía en aquel entonces.

   El primer método exitoso para hacer fotografías en color natural fue el Autochrome, pero requería una larga exposición y un segundo o más a la luz del sol, y además los fotograbados en color eran caros.

   Después de la Primera Guerra Mundial, Grosvenor envió técnicos a Europa y a la Eastman Kodak en Rochester, Nueva York, para estudiar las técnicas del procesado en color, siempre con la mira puesta en las innovaciones que podían ser potencialmente útiles a la National Geographic Society.

   Los fotógrafos viajaban con cajas hechas especialmente para ellos, llenas de productos químicos y hasta 70 kg de placas en color. Grosvenor les aligeró el peso proporcionándoles automóviles. Tenía una razón especial para mimar a los fotógrafos que trabajaban con Autochrome: eran difíciles de encontrar. Uno de los pioneros fue Edwin L. Wisherd. En 1923 partió hacia su primer trabajo, en el sudoeste de Estados Unidos, montando un caballo y llevando una mula cargada con 20 ó 30 kg de equipo.

   En 1926 la revista logró una primicia fotográfica que muchos creían imposible: fotografías en color de peces nadando bajo el mar. Fue Charles Martin quien descubrió una forma de conseguirlo: bañó el cristal en una solución hipersensibilizada. Las placas así tratadas reducían el tiempo de exposición a la vigésima parte de un segundo. Pero a sólo cinco metros de profundidad, la luz del sol estaba tan atenuada, que las placas hipersensibilizadas resultaban inadecuadas. Martin construyó entonces una balsa de tres pontones para llevar medio kilo de destello de polvo de magnesio conectado a un disparador, que podía soltarse bajo el agua cuando algún pez nadaba cerca. Después de cada destello, había que reponer el polvo y reajustar la conexión eléctrica. A pesar de los problemas que presentó este sistema (una explosión prematura de sólo 30 g de polvo quemó gravemente a un fotógrafo), el mecanismo funcionó.

   La fotografía submarina evoluciona de generación en generación, de fotógrafo en fotógrafo. Raras veces estos pasos se dan en un momento concreto. Pero hubo tales momentos en las carreras de Littlehales y David Doubilet. Ambos se encontraron por primera vez en un congreso de buzos en Boston. Doubilet, que tenía entonces poco más de veinte años, no era un novato. Empezó a fotografiar bajo el agua a los doce años con una Kodak Brownie Hawkeye metida en una funda de caucho. Desde su época universitaria había vendido sus fotografías submarinas a revistas. Littlehales, impresionado por la profusión de Doubilet y por sus fotos en blanco y negro, le animó a trabajar más en color y a enseñarle sus trabajos al director de fotografía de la National Geographic Society.

   El siguiente capítulo en la saga del color empezó con la resolución del problema de granulación y punteados en la fotografía en color mediante el procedimiento Kodachrome. En este procedimiento, los granos de plata fueron blanqueados y reemplazados por tintes transparentes, así, la nueva película prácticamente no tenía granulación, permitiendo ampliaciones casi ilimitadas.

 Fotógrafos emprendedores

   Nada resume mejor la leyenda del fotógrafo de la Geographic, emprendedor, de espíritu libre y gran viajero, que el trabajo que Fisher encomendó a Wentzel en 1946 con dos palabras: «Haz India», viaje en el que no le faltaron aventuras y en el que recorrió más de 15.000 km.

   Otro emprendedor fotógrafo fue Thomas J. Abercrombie. Su primer trabajo en el extranjero fue en el Líbano y en vez de entregar la tradicional docena de carretes de película, Abercrombie entregó 150 carretes. Después del destino del Líbano, Abercrombie empezó a especializarse en el Oriente Medio, tanto que una media docena de sus fotografías se utilizaron en las monedas del Yemen. Aprendió el árabe y se convirtió al Islam. Logró hacer las primeras fotos de La Meca, un lugar sagrado prohibido a los no musulmanes.

   «Uno de los placeres de este trabajo es la habilidad para elegir cómo quieres pasar los próximos seis meses o años de tu vida» – comenta Bruce Dale, que podía hacer desde un reportaje en las Filipinas a fotografías sobre la seguridad de las líneas aéreas -. «Creo que lo que más me gusta es el reto, el desafío de tratar de mostrar algo de una forma provocativa, con sentimiento, algo que pueda hacer que la gente preste atención».

   En 1970 se le asignó a James P. Blair un reportaje sobre la crisis medioambiental del mundo, especialmente en Estados Unidos. Sugirió fotografiar por primera vez los efectos nocivos de la industria: el río Cuayahoga, turbio de petróleo y de detritos, la contaminación del aire en Los Ángeles… Las fotografías de Blair ilustran: «La contaminación, una amenaza al único hogar del hombre», que fue el primer reportaje de la Geographic que mostraba terribles imágenes de contaminación. Este reportaje marcó un momento crucial.

   Las fotografías científicas y tecnológicas de Ressmeyer son a menudo obras magníficas. Presta atención no sólo al cronometraje de un eclipse, por ejemplo, sino también a la posición en el cielo de las galaxias y de las pequeñas estrellas. Al fotografiar un observatorio en Chile pasó varias horas encaramado en precario equilibrio a una inestable antena en una torre de más de 20 m de altura.

 Relación profesión-familia

   Pero para otros fotógrafos como Mobley y Bruce Dale, viajar también suponía tensiones familiares. Dale quiso informarse antes de aceptar un trabajo en la Geographic, sobre la calidad de vida de todos los fotógrafos: «Averigüé que unos diez se habían divorciado, y pensé: esto no es para mí». Dale se aseguró de que su mujer y sus tres hijos pudieran reunirse con él en tantos destinos como fuera posible. Sin embargo, se marchó solo a África en una misión. Cuando terminó de hacer las fotografías, volvió a casa con las películas en vez de seguir el procedimiento habitual: enviar la película desde el destino y esperar un telegrama de Gilka (director y jefe de fotografía), sobre qué le parecía la misma. Cuando Gilka le preguntó por qué había violado el procedimiento normal, Dale explicó que su mujer estaba a punto de tener un niño y quería llegar a casa cuanto antes.

– Dejemos una cosa clara -dijo Gilka-. ¿Qué es lo primero, tu trabajo o tu familia?

– Decidí eso hace mucho tiempo – respondió Dale -: mi familia.

– Bien -dijo Gilka-. Sólo quería saberlo.

   Dale siguió siendo fotógrafo de la revista durante treinta años.

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El Mundo de Sophia

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