Ser coach desde el corazón

posible

Desde hace un par de años y a pesar de ser una profesión relativamente nueva, el Coaching ha empezado a formar parte de nuestro lenguaje cotidiano. Por el contrario, cuando alguien se entera de que mi profesión es «ser coach», en general no se tiene una idea muy clara de lo que es.

Como ahora a través de internet nos resulta muy fácil acceder a cualquier información sobre qué es el Coaching, sus beneficios, qué personas acuden al Coaching, las diferencias entre el Coaching y otras técnicas;  me he marcado como objetivo escribir sobre mi propia experiencia. Acepté la sugerencia de una amiga mía, que me conoce muy bien y que me ha pedido que responda a una serie de preguntas en las que pueda plasmar todo mi sentir desde el corazón, cómo vivo yo ser coach y todo lo que significa para mí.

-¿Cómo apareció el Coaching en tu vida?

-Hace nueve años aproximadamente tuve una crisis laboral, desencuentros en mi trabajo, insatisfacción, falta de sentido en lo que hacía y empecé a cuestionarme muchas cosas, a pesar de que los miedos por dejar algo seguro me paralizaban.  En mi larga trayectoria profesional hasta ese momento habían habido momentos  de todo tipo: retos, crecimiento, logros, aprendizaje, satisfacciones, frustraciones, desencantos, éxitos y fracasos. No obstante, siempre me ha caracterizado la pasión que pongo en todo lo que emprendo, pero en esos momentos no era capaz de vivirlo así.

Un día tomé la decisión de abandonar mi zona de confort  y dije adiós a la empresa tras doce años de haber desempeñado el cargo de directora comercial y di la bienvenida a la incertidumbre, a las dudas, a sentirme perdida. En resumen, me permití admitir y aceptar mi vulnerabilidad y descubrí que se puede encontrar mucha fuerza desde ese lugar. Empecé a conectar con mi poder interior y me ayudó a apostar por lo que quería aunque no lo tuviese muy claro, al menos sabía lo que no quería.

Todo lo que se me presentaba resonaba dentro de mí, y cuando de una forma muy causal apareció ante mí un artículo sobre el Coaching, tuvo tanto sentido que deduje que eso era lo que yo había pensado siempre y me di cuenta de que quería explorar más adónde me podía llevar ese camino. Busqué dónde cursar  Coaching y al final, fue mi intuición la que me hizo optar por CTI, con sede en los Estados Unidos pero que tenía la posibilidad de cursar en Madrid.

Y así emprendí un camino de autodescubrimiento, un camino de aceptación de mis luces y mis sombras, en definitiva, un camino de transformación y elección consciente. Este proceso ya era tan valioso para mí que empecé a tomar conciencia de la importancia de elegir y dirigir mi vida y vivir desde el ejemplo, buscando cada día ser la mejor versión de mí misma. En honor a la verdad, me gustaría añadir que yo ya había conocido a la Fundación Sophia seis años antes y ya había despertado al mundo de la Filosofía, conectando con parte del gran legado que los sabios de todos los tiempos nos han dejado con sus enseñanzas. Tener esa base para mí fue fundamental y esto me permitió vislumbrar y conectar con la espiritualidad que tiene el Coaching Coactivo que hace de hilo conductor  entre el «ser » y el «hacer ».

-¿Qué empezó a ser diferente en tu vida?

-Cambié y reordené mi escala de valores, revisé y modifiqué mis creencias limitantes, empecé a priorizar lo importante de lo superfluo y a deshacerme de lo que ya no me servía, como dejar  de alimentar mi ego. Al dedicarme al Coaching como una manera de ser y estar en el mundo al servicio de los demás, empecé a tratar de ser un canal para el otro, viendo su grandeza y acompañándole para  que descubriera un lugar nuevo lleno de posibilidades dentro de sí mismo.

-¿Qué tipo de personas acuden al Coaching?

-Personas  que  en un determinado momento de sus vidas, tanto en el ámbito personal como profesional sienten que no saben cómo enfrentar las situaciones que se les presentan; que se sienten incapaces de ver sus propios recursos, que quieren que las cosas sean diferentes, que se quejan de ser víctimas de su entorno, que se sienten insatisfechas, que se rebelan ante su confusión y caos, que viven con estrés, que se resisten a aceptar lo que pasa, que se sienten  perdidas y que cuando tocan fondo conectan con su valentía interior para hacer una llamada y pedir ayuda. Yo tengo en mi despacho este poema que comparto:

«De nuestros miedos nacen nuestros corajes y

en nuestras dudas viven nuestras certezas.
Los sueños anuncian otra realidad posible

y los delirios otra razón.
En los extravíos nos esperan los hallazgos,

porque es preciso perderse para volver a encontrarse.»

Eduardo Galeano

-¿Cómo empieza un proceso de Coaching?

-El primer paso es admitir que necesitas ayuda, sentir que la mereces y pasar a la acción  solicitando ese apoyo. Esto ya es sanador y el comienzo hacia un camino que te va a invitar a explorar  lo que es importante para ti, ver las distintas posibilidades, reconocer los obstáculos que te están impidiendo avanzar en tu vida y sobre todo a hacerte consciente de tus fortalezas y de tus áreas de mejora. En definitiva a saber dónde estás en tu presente y dónde te gustaría verte en tu futuro.

Se establecen sesiones semanales de una hora donde la persona elige qué tema le gustaría trabajar y el objetivo de la sesión.

En el primer encuentro se establece una alianza  co-creada por ambas partes que nos servirá de marco para determinar qué cualidades tiene que haber en  nuestra «relación  » y donde el «compromiso»  es el factor que resulta imprescindible para que el cambio aparezca. Siempre se decide una acción que dependa de uno, que le permita acercarse más a conseguir el objetivo deseado.

El ejemplo metafórico que  siempre digo es que el cliente es el que conduce, pone la dirección, elige la velocidad, etc. y yo, como coach, estoy a su lado como copiloto y haciendo las preguntas que le inviten a la reflexión y a mirar en un lugar interior que hasta ese momento no había mirado y de donde manan todas las respuestas que necesita.

-¿Qué se obtiene al pasar por un proceso de Coaching?

-Principalmente un mayor auto-conocimiento,  más autoconfianza; se modifican las creencias limitantes, cambio de hábitos tóxicos, crece la autoestima, se toma mayor responsabilidad en lo que depende de uno, mayor conciencia de los recursos internos; se aprenden nuevas habilidades en las relaciones, se gestionan mejor las emociones y se establecen los anclajes que servirán en el futuro, las situaciones se observan desde distintas perspectivas para  la toma de decisiones. Las personas que están verdaderamente comprometidas con el cambio conectan con su poder interior que les da la confianza necesaria para lograr los objetivos marcados y esto les devuelve una imagen de ellos mismos muy potente.

-¿Qué es para ti ser coach desde el corazón?

Es cuando te dedicas a hacer algo que tiene sentido para ti, que va más allá de un trabajo, cuando te comprometes contigo misma y con los demás a estar presente al cien por cien con tu nivel de escucha, intuición, conexión, curiosidad; cuando ves al otro como un ser por naturaleza completo, creativo y lleno de recursos  y apuestas por ello. Cuando hay corazón  en lo que haces y te proyectas desde ahí  eres consciente de que todo te conduce a vivir  tu «propósito de vida» y te entregas sin apegos al resultado, te sientes un canal al servicio de los demás, confías  y te pones a disposición de la vida esperando que te indique dónde vas a ser más útil; te haces observadora de ti misma y reconduces cuando te desvías del camino sin fustigarte por ello. Ser coach desde el corazón me invita a tratar de ser un ejemplo y esa es mi manera de  honrar a mis clientes: sirviéndoles de espejo. En definitiva, me inspira a ser mucho mejor persona.

María Mateo

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