Recordando a Miguel de Cervantes

 

IND119216 Portrait of Miguel de Cervantes y Saavedra (1547-1615) 1600 (oil on panel) by Jauregui y Aguilar, Juan de (c.1566-1641); Real Academia de la Historia, Madrid, Spain; Index; Spanish, out of copyright

El 1 de enero del 2016 comenzó el año dedicado a la figura de Miguel de Cervantes en el 400 aniversario de su muerte (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547 – Madrid, 22 de abril de 1616). Se suele decir que Miguel de Cervantes y William Shakespeare fallecieron el mismo día, aunque el primero murió el 22 de abril y el segundo el 23. Sin embargo, aunque los dos hubieran fallecido el 23 en sus respectivos países, las muertes no habrían coincidido en el tiempo, ya que, aunque la fecha fuese la misma, en Gran Bretaña se usaba el calendario juliano, mientras que en España ya se había adoptado el calendario gregoriano, y cuando Shakespeare murió, en España era 3 de mayo.

A pesar de que El Quijote es considerada la mayor obra de la literatura española y una de las más importantes de la literatura universal, Cervantes nunca recibió recompensa económica por escribir tan magna novela.

Todo empezó siendo Cervantes cobrador de impuestos durante bastantes años. Fue acusado de haberse quedado con parte del cobro de impuestos de la Iglesia y encarcelado en la cárcel de Sevilla. Durante estas estancias carcelarias, en 1597 es cuando comenzó a escribir su obra clave: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.

En el momento que Cervantes escribe Don Quijote, las novelas de caballería ya no tienen ninguna presencia en la sociedad, ya no interesan al público. Entonces ¿Cuál era el objetivo de Cervantes al escribirla? La parodia de un mundo ideal que está enfrentado con el mundo existente. La parodia es la representación burlesca de un referente serio, un mundo ideal, un mundo heroico de grandes sacrificios, donde se exalta la justicia, la paz, los valores humanos; enfrentado a un mundo que ya no recuerda nada de todo esto. Este código es lo que le sirve a Cervantes para parodiar a todos aquellos que dicen vivir en un mundo perfecto. Así que utiliza el código de los libros de caballería para representar el mundo real. Don Quijote se entrega a demostrar que es posible la existencia de una justicia y un orden en nombre de un mundo ideal. Caricaturiza el mundo donde todas las victorias y heroicidades del hombre quedan olvidadas y derribadas por el suelo como queda por los suelos el cuerpo desencajado del propio Don Quijote que representa los sentimientos más nobles de este idealismo.

En el libro,  Cervantes deja  ver su propia naturaleza de idealista, cortés y de un gran sentido del humor, a pesar de su mala fortuna en la vida; su humor no ridiculiza ni rebaja a nadie, sino que está al servicio de la admiración. Poseía una luminosa y esperanzadora concepción del hombre en contraposición a la visión medieval del ser humano pecaminoso. Habla el autor -por boca de Sancho- de «divinas y humanas leyes más allá de las clases sociales» y representa una más justa valoración del hombre, de que uno es y vale por lo que hace, no por lo que hereda de sus padres.

A Cervantes le conceden el honor de haber creado la novela en oposición a la narrativa picaresca. Esta es una nueva manera de narrar sobre dos personajes tan contrapuestos, con una visión de la realidad tan distinta, un hidalgo que enloquece de tanto leer libros de caballería y su fiel escudero Sancho Panza. Sus dos aportaciones principales son la narrativa en base de humor y los personajes que evolucionan a través de sus aventuras; se ha denominado este cambio como la sanchificación de Don Quijote y la quijotización de Sancho. Sancho aprende y dice frases que no le corresponderían por su falta de cultura y Don Quijote pronuncia refranes escuchados de Sancho. Queda atrás que el personaje es el mismo tanto al comienzo como al final de la obra.

Pero la importancia de esta obra no solo se la ha dado su literatura, sino que colaboró y mucho, la invención de la imprenta de Gutenberg, lo cual propició sus miles de copias que se propagaron por todo el mundo.

De Cervantes tomaron algunos autores posteriores “el viaje como estructura”, una novela dentro de la novela y el héroe como personaje cómico. Por otro lado, el Quijote crea un personaje más real de lo que nos pueda parecer, pues se convierte en un arquetipo como lo es Ulises, el rey Arturo, los mosqueteros….

La riqueza desde el punto de vista de su literatura, está en que Cervantes utiliza el paradigma de la novela autobiográfica, pues se presenta a sí mismo como protagonista al  contar la historia del cautivo cuando estuvo preso en Argel. Es uno de los autores más brillantes lingüísticamente hablando que hayan escrito en castellano, pues oímos el habla no solo de nobles, sino de campesinos, criminales, barberos, cada uno con su propio léxico. También presenta la novela epistolar cuando los personajes se comunican entre sí a través del envío de cartas; en el caso de Sancho Panza con su mujer y con los duques; presenta el género pastoril cuando aparecen personajes que son pastores, que en contra de lo que suele ocurrir, no se enamoran, sino que incluso hay uno que se suicida. Después del Concilio de Trento, que prohíbe que haya suicidios en la literatura, Cervantes desafía a las normas con el peligro que esto supone. Está también el género de la novela cortesana cuando representa a Fernando y Dorotea, Cardenio y Luscinda que sufren experiencias amorosas variadas con componentes críticos muy amargos. Presenta el estilo de aventuras, de cómo el hombre sobrevive habiendo sido puesta su vida en peligro, es decir, cómo el personaje supera las pruebas a las que la vida le va poniendo, encarnando múltiples valores;  las de caballería que es el prototipo de Don Quijote; y también aparece la novela fantástica o sobrenatural, que además no se puede rebatir como falsos porque el propio narrador se encarga de contarlos de tal manera que no se puede saber si son verdad o son mentira. No hay nadie posterior a Cervantes que haya superado el ingenio que éste tuvo a la hora de configurar una fábula.

Hay en El Quijote un alto sentido cómico, resultado que viene como consecuencia cuando se contraponen lo que las cosas son y lo que esperamos de ellas, es decir, de la realidad y sus expectativas. Esperamos de una persona inteligente cosas  inteligentes, pero no absurdos; esperamos que un caballero andante no haga lo que hace Don Quijote, envestir contra molinos, apalear cabras, zurrar a curas…

Por otro lado, la idea que destaca de esta obra es la de la locura del protagonista, no como enfermedad, sino como idea crítica o uso anormal de la razón; Don Quijote pierde la cordura pero no la razón y le proporciona una libertad que un cuerdo nunca tendría. Como dijo Gonzalo Torrente Ballester, Don Quijote es una persona muy cuerda que se finge loca.

Elvira Rey

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